martes, 16 de febrero de 2010

Colorin Colorado.-

Simplemente, una pasional inspiración ha hecho que tenga de nuevo ganas de escribir sobre lo que me pase por la mente y… esta vez será de algo que aunque en su mayoría se piensa contradictorio a mi parecer es un complemento particular del amor, “el miedo”.
El miedo es el temor a lo desconocido, lo inexplicable; tenemos miedo a que aparezca algo o que desaparezca, a lo oculto, las mentiras, a sufrir en todas sus vertientes.
Pero… ¿no es eso lo que también tememos en la infancia? A la oscuridad y la soledad en definitiva. Pensamos que maduramos respecto al miedo infantil y descerebrado y sin embargo solo lo modificamos en el terreno de las relaciones personales.
Miedo a la soltería definitiva o al compromiso, al seguir descubriendo, comprobando, enseñando… en definitiva tememos a seguir amando.
Seguimos imaginando que vendrá el hombre del saco a robarnos el corazón y la bruja a encarcelar nuestro príncipe de ensueño…
Si tan cómica nos resulta esta comparación, ¿porque no dejar de imaginar que todo amante es un trol tonto, grande y fuerte k nos aplastará? ¿O una bruja que nos envenenará? O incluso… ¿el lobo de una noche que nos engañará?
Pues tal vez solo sean sapos que esperan ser besados para demostrar que son príncipes, o princesas encantadas y dormidas que desean que les hagan sentir vivas.

Haz de tu vida un cuento, en el que su introducción sea alegre y en el que el núcleo aunque, lleno de peligros y decepciones resuelva en el final que tú decidas.

Nunca dejes de intentar el “colorín colorado, tus miedos acabados”

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